Un insólito hecho ocurrió el pasado viernes en uno de los museos más importantes de China. Un turista de 30 años identificado como Sun trepó una baranda y accedió de manera ilegal a una de las fosas donde se exhibe el famoso ejército funerario de Qin Shi Huang, conocido mundialmente como los guerreros de terracota.
El incidente tuvo lugar en el Museo del Mausoleo del Primer Emperador Qin, en la ciudad de Xi’an. Según informaron las autoridades, el hombre atravesó las barreras de protección, ingresó a la zona de exhibición y golpeó violentamente dos estatuas de arcilla, causando daños significativos a las piezas. Personal de seguridad logró reducirlo en el lugar.
De acuerdo a un comunicado oficial de la policía local, Sun padece una enfermedad mental y su situación está siendo investigada por las autoridades judiciales. El museo confirmó que, a pesar del incidente, la muestra permanece abierta al público.
El ejército de terracota es una de las joyas arqueológicas más importantes de China. Fue creado alrededor del año 209 a.C. para custodiar la tumba del primer emperador de una China unificada, Qin Shi Huang. La colección incluye más de 8.000 figuras de tamaño real —soldados, caballos, carros y músicos— distribuidas con una disposición militar precisa.
Cada estatua fue fabricada de forma modular, con un detallado nivel artístico que otorga rasgos únicos a cada figura. Aunque originalmente estaban recubiertas con pigmentos vivos, la mayoría ha perdido su color por la exposición al aire con el paso de los siglos.
Desde su descubrimiento en 1974, el sitio ha sido objeto de admiración mundial y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987. La conservación de estas piezas representa un gran desafío: incluso daños menores pueden requerir años de trabajo especializado.
El hecho pone nuevamente en debate la importancia de los controles de seguridad en sitios patrimoniales de alto valor histórico y cultural.