Israel ejecutó esta madrugada una serie de ataques “preventivos” contra Irán, en una escalada militar sin precedentes desde la guerra Irán–Irak. La operación denominada “León Creciente” alcanzó objetivos nucleares y militares, así como zonas residenciales, incluyendo la planta de enriquecimiento en Natanz, según reportes de prensa e información oficial .
La Dirección General de Aviación Civil (DGCA) iraní reconoció que el ataque fue pactado tras una advertencia previa, y que la infraestructura de Natanz recibió el impacto más grave. Entre las víctimas figuran figuras clave del régimen iraní: el comandante Hossein Salami de la Guardia Revolucionaria y el general Mohammad Bagheri del Estado Mayor.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, justificó la operación como esencial para neutralizar el avance iraní hacia capacidades nucleares. Estados Unidos, aunque no participó directamente, recibía notificación previa y adelantó el movimiento de tropas en zonas cercanas como Irak. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmaba impacto en Natanz, sin aumento de radiación, mientras Naciones Unidas reclamaba contención.

Una imagen de satélite muestra las instalaciones nucleares de Natanz, en Irán, el 24 de enero.
Maxar Technologies/Reuters
Irán, por su parte, declaró estado de emergencia, cerró su espacio aéreo, y prometió represalias contundentes. Líderes como Alí Jameneí advirtieron que “el régimen sionista se enfrentará a un destino amargo y doloroso”.
La tensión se agrava en un contexto de negociaciones nucleares entre Estados Unidos e Irán, y esta acción podría alterar drásticamente el panorama regional.